Artículo | Aumento del ritmo de vacunación. Cuestión de Estado

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Alrededor de 50 países en el mundo son los que, a día de hoy, están vacunando a su población contra el temido covid19. Entre ellos, España, qué dentro de la órbita de la Unión Europea, inició su campaña de vacunación hace 3 semanas.

El objetivo del ministro de Sanidad, Salvador Illa, es que el 70% de la población española esté vacunada para antes de que finalice el verano. Al ser preguntado por los medios en rueda de prensa, el titular de Sanidad y candidato a la Generalitat de Cataluña señalaba la vacunación de 20 millones de españoles en el horizonte de mayo-junio.

Sin embargo, no son pocas las voces que consideran esta declaración como un brindis al sol, carente de realismo. Expertos como Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, señalaba: “poner horizontes temporales, cuando hay variables que uno no controla, me parece bastante difícil.”

Sin duda, el ritmo de vacunación debe mejorar sustancialmente, si pretendemos lograr alcanzar el objetivo marcado por el ministerio. Es necesario multiplicar por 19 el establecido en la primera semana. Si continuamos con el mismo, serían necesarios 5 años para alcanzar las expectativas creadas por el Gobierno.

Otro problema que surge es el de la logística, actualmente insuficiente. Recibiendo 350.000 dosis por semana, llegaríamos a la última semana de junio con 8.750.000 dosis recibidas.

Por si esto fuera poco, en esta semana en curso, Pfizer ha anunciado que no podrá mandar la cantidad de vacunas estipulada debido a ajustes en la planta de producción. Redacción Médica confirmaba que llegarán un 44% menos de las previstas. Esto es debido a la intención de aumentar su capacidad de producción. De ser estrictamente cierto y no prorrogarse la espera ad infinitum, estaríamos ante un mal menor. De momento lo único seguro, es la ralentización logística.

Esta semana se cumple la tercera desde la primera dosis suministrada. Nos encontramos con el objetivo prioritario de completar los ciclos de vacunación, es decir, poner las segundas dosis a los inicialmente vacunados. De no lograrlo, estaríamos tirando a la basura las primeras dosis.

Pero ¿por qué esta tercera semana tiene este objetivo tan definido?

La EMA (Agencia Europea del Medicamento) considera como ideal el tiempo de 21 días para suministrar la segunda dosis. Además de desaconsejar su retraso en más de 42, donde perdería eficacia. Tratándose de una pandemia global, en la que los plazos y tiempos nos apremian con repercusiones ya no solo sanitarias sino también económicas, sociales, etc, el suministrar las 2 dosis en tiempo y forma, se antojan claves. Se hace necesario un rigor y control exhaustivo en el suministro.

Actualmente están aprobadas las vacunas de Pfizer y Moderna. Ambas necesitan de 2 dosis para completar el ciclo de vacunación, pero mientras la primera necesita para su conservación una temperatura de -70◦C, la segunda bastaría con -20◦C. O lo que es lo mismo, mientras la vacuna de Pfizer necesita de unos sistemas de frío especiales, la de Moderna lo conseguiría con un congelador convencional. En cuanto al tiempo entre dosis, en Pfizer es de 21 días y en Moderna de 28. Sin embargo, se prevé que España haya recibido únicamente 600.000 dosis de Moderna para finales de febrero, cantidad claramente testimonial. Según el Ministerio de Sanidad habrá que esperar al mes de abril para que la producción de esta empresa pueda marcar diferencia en el ritmo de vacunación.

Las fluctuaciones en los pedidos pueden afectar a toda la Unión Europea. Pese a ello, el ente supranacional ha hecho una apuesta clara por la vacunación de todos sus ciudadanos. La Comisaria Europea de Salud, Stella Kyriakides, apuntaba: “nuestros esfuerzos no cesarán hasta que haya vacunas disponibles para todo el mundo en la Unión Europea”. Al tiempo que instaba a los gobiernos a poner manos a la obra en la ardua tarea.

Las cartas están sobre la mesa, toca remangarse y trabajar. Gobierno y comunidades autónomas deben realizar un esfuerzo ímprobo y sin parangón en aras de conseguir el objetivo marcado. De momento, las expectativas no son nada halagüeñas. Y menos aun viendo los ritmos, ralentizaciones y diferentes “tempos” marcados para la consolidación bien de la segunda vacuna aprobada, o de las futuras (a día de hoy en proceso).

A la sociedad española le está costando entender como no se está vacunando de forma masiva. Por supuesto con todas las medidas de seguridad y garantías sanitarias, pero sacando a la calle a todos, y recalco, TODOS, los profesionales con formación sanitaria que hay en este país. Desde profesionales de farmacia a sanitarios jubilados pasando por médicos militares, profesionales de enfermería del sector privado y un largo etcétera de gente con formación a tal fin. La situación es de tal gravedad que habrá que hacer el encaje legal pertinente. La previsión debió haber tenido en cuenta todos estos parámetros y encontrarse ya, solucionados, pero no ha sido así. Urge una solución inmediata. La vacuna es la esperanza a la que se está agarrando el mundo para poner freno a la crisis sanitaria, pero también económica. Los problemas que generan la ineficacia son devastadores y las palabras y promesas que el tiempo convierte en mentira de nuestros representantes políticos, no hacen sino aumentar la rabia del pueblo.

Es hora de actuar, todos juntos y sin más dilación. Nos jugamos llegar a tiempo al futuro, y que éste exista.

POR: ALEJANDRO LUIS OTERO JAMARDO

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