Por: Oscar Souto Rodríguez.
Siguiendo en la línea de los temas tabúes que tanto nos gusta tratar, hoy toca hablar de esas ayudas PAC que la Xunta de Galicia, a través de Medio Rural, agasaja a destajo todos los años, una lotería que siempre toca. La Unión Europea envía esos fondos agrarios y los ganaderos solo tienen que anotar un determinado número de ganado y un determinado número de hectáreas de terreno, sean o no propietarios de los mismos, y aquí viene la picaresca.
Debido a la enorme burocracia detrás de este ingente número de parcelas, con la disculpa o por culpa de agilizar los trámites administrativos, las únicas exigencias ineludibles que si impone para meter a destajo fincas en las PAC son dos: poner a un solo beneficiario en cada finca y que dichos terrenos estén ciertamente trabajados o mínimamente limpios. Esta agilidad absoluta permite margen a la picaresca y así algún ganadero, una minoría, puede meter una finca que parece abandonada y de paso lleva esa hierba, un aparente beneficio para todos, incluso fincas en las que una persona fallecida aparece aún en el Catastro cómo propietario, incluso fincas que tienen propietario pero ya ni documentos de propiedad tiene, por el motivo que sea. Evidentemente puede suceder que a alguien le llegue a casa por correo una carta informativa del Catastro informando de que tus fincas aparecen en un procedimiento de ayudas PAC, cosa que no siempre el que recibe dicha notificación entiende de que se trata.
Pretendo pues dar un poco de luz sobre el misterio de las ayudas europeas los ganaderos gallegos por si a alguien lo llaman un día de Hacienda para preguntarle por algún ingreso sin declarar por un arrendamiento fantasma del que no es preciso permisos por escrito ni acreditación burocráticas.
Podemos mejorar este trámite?
Es mejorable que estas ayudas sigan siendo ágiles pero verificables?
Qué ocurre si el dueño de la finca no solicitó ninguna ayuda ni dio permiso a nadie para pedir esa ayuda?
Usted, querido lector, qué opina?