- La ruta tuvo lugar este domingo por la mañana y las personas participantes pudieron comprobar la gran riqueza medioambiental y paisajística de este espacio natural protegido.
Alrededor de unas 50 personas se dieron cita este domingo por la mañana en el lugar del Campelo (Coristanco) para realizar una nueva ruta con la que reivindicar, en este caso, la defensa del espacio natural de la laguna de Alcaián un L.I. C. calificado como Área de especial protección paisajística” y que ahora se encuentra amenazada por la instalación prevista en su entorno de hasta 27 molinos para la producción de energía eólica.
La caminata estuvo organizada por la Plataforma No + Eólicos Bustelo Campelo Toural y contó también con la colaboración de la asociación ambiental Verdegaia. A lo largo del recorrido se hicieron varias paradas para observar y comentar la flora y la fauna del lugar, ya que en la zona habitan varias especies vulnerables, tanto animales como vegetales, muchas de ellas en peligro de extinción. Es el caso de pequeños reptiles como el lagarto silvestre, el pintafontes o la rana de San Antón y aves como la tartaraña cenicienta , el picanzo rojo o el sisón. Precisamente para las aves, la instalación de los parques eólicos es particularmente peligrosa ya que se relaciona la muerte de numerosos ejemplares con golpes producidos por las aspas de los aerogeneradores.
Centaurea Ultreiae
En lo que se refiere a la flora, el entorno de la laguna de Alcaián es una zona de crecimiento de la especies protegidas como la Lycopediella Inundata, la Euphorbia Uliginosa, la Centaurea Ultreiae o la Spiranthes Aestivalis. Durante el recorrido se pudieron observar varios tipos de helechos, droseras, que ayudan a mantener el equilibrio del ecosistema además de ser muy apreciadas para el desarrollo medicinal, y también se encontraron varios ejemplares de Centaurea ultreiae, una especie ya muy castigada por la instalación en su momento del parque eólico del Monte Castelo. Esta última especie es una de las más vulnerables de la zona ya que este es el único lugar del mundo donde se puede encontrar. Quedan muy pocos ejemplares y los movimientos de tierras necesarios para la instalación de los molinos, las subestaciones eléctricas y las líneas de alta tensión, podrían poner fin a su existencia de manera definitiva.
