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El pabellón Fontes del Sar dio una cariñosa ovación, con 1.300 personas en las bancadas, para recibir al entrenador del Obradoiro, Moncho Fernández, por aquello de que había podido ser la última vez que lo veían en el puesto, porque el contrato está aún sin renovar. Se emocionó el entrenador pero en cuanto el balón se puso en movimiento vimos al Moncho de siempre. Pidiendo intensidad, dando instrucciones y, por supuesto, protestando. Porque el partido fue emocionante de principio a fin.