Vladimir Putin ha ordenado a sus tropas un alto el fuego de treinta y seis horas durante la Navidad ortodoxa. Así lo solicitó el líder de esa iglesia para permitir a los fieles de ambos países «asistir a los servicios religiosos».
La idea del alto el fuego ha sido tildado de «elemento propagandístico», además de una «trampa cínica», por parte del asesor de la Presidencia de Ucrania, Mijailo Podoliak, en su perfil de la red social Twitter: «La Iglesia Ortodoxa de Rusia no es una autoridad para la ortodoxia global y actúa solo como ‘propagandista de guerra'».
Poco después de conocerse la decisión, Podoliak ha escrito que «Ucrania no ataca territorio extranjero y no mata civiles», sino que solo «destruye miembros del ejército de ocupación en su territorio». Tras esto, ha instado a Rusia a abandonar los territorios ocupados. «Solo entonces será una «tregua temporal». Guárdate la hipocresía para ti», ha zanjado.
Diez meses después del comienzo de la guerra, Rusia y Ucrania han entrado en el nuevo año con posiciones diplomáticas endurecidas. Tras importantes victorias en el campo de batalla en la segunda mitad de 2022, Kiev confía cada vez más en que puede expulsar a los militares rusos de la mayor parte de su territorio.
Putin, por su parte, no se ha mostrado dispuesto a discutir la renuncia a sus conquistas territoriales a pesar de las crecientes pérdidas entre sus tropas, después de que ordenara la primera llamada a filas de reservistas desde la Segunda Guerra Mundial.