De este modo trataría de proteger a su flota de ataques submarinos, según el análisis de imágenes satelitales obtenidas por el Instituto Naval de Estados Unidos (USNI), que muestran dos corrales de estos cetáceos instalados desde febrero en la entrada del puerto de Sebastopol. Esta base es crucial para el Ejército ruso desde el punto de vista geoestratégico, ya que representa el único puerto de salida directo al Mediterráneo. En 2019, pescadores noruegos divisaron en el Ártico una beluga con un arnés en el que se podía leer «Equipo de San Petersburgo». La principal hipótesis que barajaron entonces fue que el animal se había escapado de una instalación militar rusa, aunque desde el Kremlin negaron cualquier vínculo.