Budapest se negó a respaldar el llamamiento, a pesar de la presión de otras capitales, y también desbarató en solitario los planes de la UE de imponer sanciones colectivas a colonos israelíes violentos, que fueron presentados por primera vez en diciembre tras una nueva ola de ataques contra palestinos en Cisjordania.
Tras diez horas de intensas conversaciones entre los ministros de Asuntos Exteriores de la UE, el húngaro Péter Szijjártó bloqueó el consenso sobre ambas cuestiones.
En un hecho poco habitual en el bloque, 26 de los 27 Estados miembros aislaron a Hungría y emitieron su propia declaración pidiendo «una pausa humanitaria inmediata que pueda conducir a un alto el fuego sostenible» en la asediada Franja de Gaza, donde unos 29.000 palestinos han perdido la vida desde el inicio de la guerra.
Los 26 países también aprobaron una declaración en la que piden al Gobierno de Israel que no siga adelante con su plan de acción militar en la ciudad meridional gazatí de Rafah, donde más de un millón de palestinos se han refugiando huyendo de la guerra y de los ataques israelíes en otras partes de la Franja.