El volcán no cesa de rugir y ríos de lava cubren el terreno en varias zonas de la península de Reykjanes, en Islandia. Las últimas erupciones registradas hicieron que el magma se dirigiese, de nuevo, hacia la ciudad de Grindavík; una localidad que fue evacuada hace algunas semanas, y que es testigo de la cuarta erupción volcánica en menos de tres meses.
El volcán, situado en el sudoeste de Islandia, entró en erupción en tres ocasiones en los pasados meses de diciembre, enero y febrero. Una nueva colada de lava, que el lunes amenazaba Suðustrandavegur, la carretera que conduce al acceso oriental a Grindavík, y se dirigía hacia el mar, permanece actualmente inactiva.
Los muros defensivos, que se habían reforzado tras la primera erupción, detuvieron parte del flujo. Sin embargo, el magma consumió varios edificios. Ambas erupciones duraron apenas unos días. Una tercera erupción comenzó el 8 de febrero. Terminó a las pocas horas, pero antes, un río de lava engulló una tubería y provocó el corte del suministro de calefacción y agua caliente a miles de personas.