El acuerdo no significa que el sueldo mínimo vaya a ser el mismo en Madrid que en Estocolmo, sino que todos los Estados miembros de la UE tendrán que ofrecer unas condiciones de trabajo y de vida dignas a todos los empleados europeos. «Se trata de un punto de inflexión, y creo que aportará un elemento esencial: la lucha contra la pobreza interna, pero también el fortalecimiento de la idea de una economía social de mercado», ha explicado el comisario europeo de Trabajo, Nicolas Schmit. Los países de la UE tendrán que calcular su salario mínimo basándose en una cesta de productos y costes domésticos, teniendo en cuenta el sueldo bruto medio. Los países de la UE también tendrán que fijar sus propios objetivos e implementarlos. Una vez sellado el acuerdo, entraría en vigor en dos años.
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