Ada Colau, contraria al uso del puente aéreo

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La alcaldesa de Barcelona, la siempre controvertida Ada Colau, ha prohibido expresamente a sus concejales el uso del avión para distancias inferiores a 1.000 km y siempre que haya una alternativa ferroviaria inferior a las 7 horas.

 De la mano de la reciente declaración de zona de emergencia climática del miércoles 15 de enero y al albur del interés de la primera munícipe de la ciudad condal de suprimir el puente aéreo de 610 km, existente entre Madrid y Barcelona, desde el año 1974, surge esta nueva polémica orden. Con esta medida, el Consistorio municipal pretende dar ejemplo y servir como modelo de actuación ante la crisis climática.   

En lo referente a los datos contaminantes, éstos son demoledores. De cambiarse el avión por el tren, el ahorro en emisiones de CO2 sería de un 90%. El puente aéreo es utilizado anualmente por 2 millones y medio de personas y supone la utilización de unas 300.000 toneladas de gases de efecto invernadero.

Según datos del Instituto para la diversificación y el ahorro de energía (IDAE), el avión contamina con 192 gr de CO2 por persona y km, mientras que el AVE lo hace con 23 gr, el autobús interurbano con 32 gr y el coche particular 121 gr. Si bien el autobús tarde 7 horas, y el coche particular (2º en el ranking contaminante) entre 5 y media y 6 horas. Señalar también que ADIF se ha comprometido al uso exclusivo de fuentes renovables, con lo que el uso del AVE implicaría estar aún más por debajo en el número de emisiones contaminantes, llegando a estar cerca de la contaminación cero.

El precio actual del AVE se sitúa entre 40 y 152 euros, en espera de  la próxima implantación del AVE low cost (AVLO) que promete reducir el precio del billete a unas tarifas entre 10 y 60 euros.

Todo esto entraría en la línea de medidas similares que se están empezando a tomar en Europa. Sirva como ejemplo Francia y los Países Bajos, donde se ha optado por evitar vuelos cortos como los que une Amsterdam( Holanda ) y Bruselas(Bélgica). Así como el fin de vuelos de carga entre Maastricht en Holanda y Lieja en Bélgica, con una distancia de 38 km y 9 minutos de vuelo.

Sin embargo, y a pesar del claro beneficio ecológico, entre los mentideros y corrillos políticos y tertulianos de cadenas de tv se ha tildado a Ada Colau de populista, y su medida y solicitud de cancelar el puente aéreo de “postureo”. Siendo incluso señalada por querer estar en el epicentro de la noticia, buscando más el efectismo mediático y el que se hable de ella con supuestos brindis al sol, que con medidas razonadas y consensuadas.

Y es que la eficacia de esta propuesta es de poco recorrido. El ayuntamiento barcelonés no tiene competencias en este ámbito y para ello necesita a la Generalitat de Cataluña y al Estado español, interlocutores a los que pretende sentar en una mesa de debate para la consecución de dicho objetivo. Donde éstos, muy probablemente pondrían sobre la mesa cuestiones de gran calado económico, social, de empleo, etc que harían difícil la aprobación de esta medida en el corto y medio plazo.

Según el catedrático de Ingeniería ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), José María Baldasano, las repercusiones en las dinámicas de la ciudad serían altamente negativas. Señalaba: “….hace falta un plan de adaptación al cambio climático con planificación estatal y europea, no tanto a nivel local”. Al tiempo que apuntaba que ya se ha producido un traspaso de pasajeros con el AVE desde el 2008, y que no conviene forzar tanto.

De forma paradójica se podían interpretar las palabras de Jaume Collboni, teniente alcalde de Barcelona, quien ayer en el canal de tv Cuatro, justificaba la próxima ampliación del aeropuerto de El Prat en el contexto de que las grandes ciudades de Europa funcionan como motores económicos, de empleo, etc, y deben estar mejor y más conectadas. Difícil encaje entre palabras y  hechos, además de cierto espíritu contradictorio.

Sin poner en duda la necesidad de entrar ya con contundencia en medidas destinadas a acotar la contaminación, así como a sustituir las energías contaminantes por las renovables. Algo urgente a todas luces. Éstas deben funcionar de forma global y en un contexto de interrelación. Prohibir el puente aéreo entre Madrid y Barcelona, las 2 ciudades más grandes e importantes de España, pondría en enormes dificultades las potencialidades que marcan estas 2 urbes a todos los niveles. El trasvase necesario debe ser fluido para que el empleo, turismo, comercio, industria, intercambio de ideas, comunicación, etc, fluya y no las sitúe en desventaja con otras ciudades de potencialidades semejantes, tanto de Europa como del resto del mundo.

Por lo tanto, el tan manido “seny” catalán, debe imponerse. Y empezar con medidas que son más urgentes y a la vez, menos costosas en términos desarrollo como nación (España en el contexto europeo) y diseñar el control de los vuelos de menos de 1000km con criterio y siempre acompañado de alternativas reales, económicas y justas.

ALEJANDRO LUIS OTERO JAMARDO