El atentado suicida se produjo durante una concurrida reunión del partido religioso Jamiat Ulema-i-Islam, JUI-F. La policía ha llegado a cifrar en 75 las muertes en el atentado aunque periódicos locales hablan de más de cuarenta muertos y algunas fuentes locales de 2.000 heridos, alguno en estado grave. El ataque, que tuvo lugar al norte del país, no ha sido reivindicado, pero en el pasado el Dáesh perpetró ataques contra este grupo, Jamiat Ulema-i-Islam, muy poderoso en esta zona de Pakistán con numerosas mezquitas y escuelas coránicas. El grupo yijadista les acusa de hipocresía por apoyar a sucesivos Gobiernos y al Ejército. Pakistán experimentó un aumento de la violencia armada desde la llegada al poder de los talibanes afganos en Kabul en agosto de 2021, que reactivó los ataques de sus hermanos ideológicos paquistaníes, especialmente en las provincias fronterizas con Afganistán de Khyber Pakhtunkhwa y Baluchistán.
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