Feijóo no apoya el plan de “desescalada” del Gobierno

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  • Incide en que el plan “tiene serias lagunas de eficacia y utilidad” y “no fue negociado” con las comunidades

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha pedido este miércoles al Gobierno de España que no haga “oídos sordos” a las comunidades autónomas para, de manera coordinada y consensuada, definir la mejor reactivación social y económica.

Durante la rueda de prensa para evaluar el plan de desescalada anunciado por el Ejecutivo central, Feijóo incidió en que las comunidades son colaboradores necesarios e imprescindibles para poder acertar ante la situación más compleja que se recuerda.

“Estamos hablando de un plan que no fue negociado, ni mucho menos consensuado con las comunidades. Un plan que no fue presentado en ninguna de las conferencias de presidentes celebradas y que, desde luego, Galicia no puede avalar porque tiene serias lagunas de eficacia y utilidad”, insistió, abogando por que el documento presentado por el Ejecutivo sea un punto de partida en el que poder avanzar y aprobar un plan definitivo en la próxima conferencia de presidentes, el próximo domingo.

Sin tratamiento específico para el rural y con una movilidad provincial
A lo largo de su intervención, Feijóo señaló que echa en falta un tratamiento específico para el rural, pues considera que el plan está pensado en realidades urbanas.

El presidente recordó que 270.000 gallegos residen en municipios que son limítrofes de las provincias gallegas, “por lo que la clave no es una delimitación administrativa de 1833, sino si los municipios limítrofes tienen la misma situación epidemiológica”, aseveró, sosteniendo que si en las cuatro provincias gallegas la situación epidemiológica es igual, lo lógico es que pueda haber movimientos entre ellas, sin necesidad de esperar hasta el 22 de junio como mínimo.

Asimismo, destacó la indefinición que existe de los criterios de reapertura en distintos sectores económicos como, por ejemplo, en el comercio, en la actividad pesquera o en la restauración; y resaltó la necesidad de despejar las incógnitas sobre la duración del estado de alarma, ya que difícilmente se puede hablar de pasar a la nueva normalidad se tenemos una situación excepcional. “No podemos mantener sine die un mecanismo tan excepcional en la democracia”, recalcó.