Una semana después de que Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, besara a la española Jenni Hermoso en la ceremonia de entrega de premios del Mundial femenino, su reputación está por los suelos y su futuro pende de un hilo.
En un intento desesperado por defender a su hijo, Ángeles Béjar, la madre de Rubiales, se encerró en la iglesia de la Divina Pastora de Motril y se declaró en huelga de hambre.
No parará hasta que las autoridades encuentren una solución a la «cacería inhumana y sangrienta que están llevando a cabo contra mi hijo con algo que no se merece», afirmó.
La madre de Rubiales declaró que permanecerá en la iglesia «de manera indefinida, día y noche» hasta que se haga justicia con su hijo.
La mujer permaneció en la iglesia parroquial con su hermana tras la marcha del sacerdote. La madre de Luis Rubiales ha pedido a Jenni Hermoso que «diga la verdad» y «mantenga la versión que tenía al principio del incidente».