El 75% del pescado que se vende aquí ha sido capturado en aguas británicas, y concretamente el lenguado es la especie más abundante.
Las aguas británicas son más ricas que las del Mar del Norte y muchos pescadores belgas esperan que tras el Brexit podrán mantener un buen nivel de capturas. En caso contrario, temen por su futuro.
La UE asigna periodicamente cuotas de pesca a los diferentes Estados miembros. Su objetivo post-Brexit es mantener un acceso recíproco. Pero Londres insiste en recuperar el control.
Si no se alcanza un acuerdo sobre la pesca, aumentará la competencia entre los europeos.
Tres cuartas partes de las capturas que realizan los pescadores británicos se venden en la Unión Europea.
Y el acuerdo sobre la pesca es un capítulo esencial de las negociaciones entre la UE y Reino Unido.
La pesca representa únicamente el 0,12% de la economía británica, con seis mil barcos y quince mil pescadores. Pero Londres lo ha convertido en un símbolo de su soberanía.