Muchas panaderías de la Costa da Morte se han visto rodeadas de paciencia este seis de enero. El motivo no era otro que el de centenares de personas a la espera de poder comprar el Roscón de Reyes. Para ejemplo la Roiser de Coristanco, desde primera hora de la mañana y hasta cerca de las tres de la tarde no hubo tregua, un ir y venir de gente hizo emplear a fondo a sus trabajadores y trabajadoras para dar cumplido a la altísima demanda de su preciado Roscón elaborado de forma artesanal. A un precio estándar de 18 euros del «redondo de dulce» grande, en general las ventas han sido excelentes. También los hubo rellenos de crema, nata, con frutas o chocolate. De este modo la tradición se mantiene, y aunque ha habido muchas ventas de roscones, una de las cosas que más ha afectado al sector es el incremento de los precios en materias primas y el coste energético.