Los productores de carne de vacuno acusan gravemente la crisis

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La prohibición de realizar ferias y fiestas afecta al sector, ya que en esos eventos suele haber un consumo masivo. Se estima que las pérdidas son de alrededor de un millón de euros mensuales desde que comenzó el estado de alarma, y eso a pesar de que se siguen sacrificando 7.000 animales al mes. El parón se detecta también en los cebaderos y mataderos, donde cada vez se recogen menos ejemplares de vacuno ante la dificultad para darles salida comercial. Sin poder vender a restaurantes y hoteles, hay un exceso de oferta, y como no hay quien compre, el precio desciende, especialmente el de vacuno viejo, el más apreciado en restauración. No obstante, en tiendas y supermercados, los consumidores siguen pagando igual que antes de la pandemia o incluso más.