El presidente estadounidense, Joe Biden, ha anunciado este martes que prohíbe la importación de gas y petróleo ruso. Reino Unido, por su parte, reducirá gradualmente la importación de petróleo de Rusia hasta dejar de comprar crudo a Moscú a finales de 2022. Más cauta está siendo la Unión Europea, que mira con inquietud las amenazas del Kremlin de cortar el gaseoducto Nord Stream I, por el que circuló el 60 % del gas ruso hacia el Viejo Continente en los dos últimos meses. Este martes, Bruselas ha hecho público su plan para reducir dos tercios las importaciones de gas ruso este año para romper definitivamente su relación en 2030. Por su parte, la petrolera Shell, una de las más importantes del mundo, se ha sumado a otros gigantes como BP y Exxon Mobil y ha anunciado que dejará de comprar petróleo ruso. La decisión llega después de recibir duras críticas por una compra de crudo de Moscú. Deja así sola a la francesa TotalEnergies como una de las únicas grandes petroleras en mantener sus inversiones en Rusia.
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