Todo ello se debe ante el aumento de las amenazas a infraestructuras críticas en el ámbito marítimo, como parques eólicos marinos, cables de comunicación submarinos y oleoductos, o las explosiones que afectaron al gasoducto Nord Stream 2 en septiembre de 2022. El pasado mes de marzo varios gobiernos europeos detectaron actividades sospechosas de espionaje por parte de buques rusos en el Mar del Norte (Países Bajos, Bélgica, Dinamarca y Suecia). «Los riesgos son muy realistas porque hemos visto lo que sucedió con la infraestructura de Nord Stream y aún la investigación está en curso con más y más detalles. Así que creo que tenemos que ser realistas sobre la situación geopolítica actual en la que nos encontramos ahora», ha alertado el comisario europeo de Océanos Virginijus Sinkevicius.
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