El Papa Francisco participó en todos los oficios religiosos del Jueves Santo, y, cómo es tradición, lavó y besó los pies de doce jóvenes en una cárcel de Roma. Algunos eran mayores de edad, dos eran mujeres y también había entre ellos uno de religión musulmana.
El pontífice tiene problemas en la rodilla pero no se tuvo que agachar. Para evitarlo colocaron el banco donde estaban los chicos en una tarima. Así Francisco, pudo imitar el gesto que Cristo realizó con sus discípulos el Jueves Santo. Antes de hacerlo el Papa habló con los 12 jóvenes, y les dijo que Dios los ama a pesar de lo que hubieran hecho en el pasado.
A pesar de la edad y de que la semana pasada estuvo en el hospital, por el momento el Vaticano confirma que Francisco estará presente en el resto de celebraciones litúrgicas del triduo pascual y del Vía Crucis.
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