Después de cinco años en órbita y de completar una distancia aproximada de 1.300 millones de kilómetros, con 28.700 órbitas alrededor de la tierra, el satélite ‘Lume-1’ entró este miércoles en la atmósfera, informó la Universidad de Vigo.
Fue lanzado en diciembre de 2018 a bordo de una nave Soyuz desde la base espacial rusa de Vostochny, en Siberia, y superó, por mucho, la vida media útil de los nanosatélites, que está entre los seis meses y un año.
Uno de los objetivos principales del ‘Lume-1’ era validar el sistema de comunicaciones Sensor-Tierra-Centro de Control–UAV a través del internet de las cosas empleando cómo plataforma el sistema de comunicaciones de UVigo ‘Totem’, que permite la actualización a bordo durante la misión.
De acuerdo con la universidad gallega, el satélite ‘Lume-1’ supuso «un paso muy importante en la trayectoria del Grupo de Tecnologías Aeroespaciales».
Se realizaron análisis de fuentes de interferencias de radio alrededor de todo el planeta, así como ensayos de comunicaciones y adquisición de datos de posicionamiento de aeronaves, un «desarrollo puntero» que fue transferido a ‘Alén Space’, empresa derivada de la Universidad de Vigo, “que lo comercializa en multitud de misiones a nivel mundial”.
Entre los objetivos de la misión estaba testamentar la eficacia del satélite en la lucha contra los incendios forestales.