Con la primavera llegan las flores, el sol y el cambio de hora. Este fin de semana, en la madrugada del 30 al 31, a las dos serán las tres. El objetivo de adelantar la hora y quedarnos con el horario de verano es aprovechar mejor la luz natural por la tarde. Pero, ¿cómo nos afecta?
En el ámbito de la cronobiología existen estudios que demuestran que sufrimos cambios en nuestro organismo, siendo el efecto más notorio la alteración del sueño. Los días son más largos y hay más luz natural, y por consiguiente existe un menor descanso en las horas de sueño. Por este motivo, muchas personas se muestran más irritables, sufren más migrañas e incluso pueden tener ansiedad. El cambio de hora también puede provocar falta de rendimiento intelectual y físico, por lo que al estar fatigados, rendimos menos y baja nuestra productividad en el trabajo. Afortunadamente, estos efectos son transitorios y desaparecen cuando el cuerpo se acostumbra.
La adaptación horaria sigue siendo un debate en Europa, donde han retrasado esta práctica hasta el 2021. Los países deberán elegir con que horario quedarse, si con el de verano, o con el de invierno.