Represiones contra unas manifestaciones que no han cesado desde que murió la joven Mahsa Amini el pasado 16 de septiembre, cuando fue arrestada por llevar mal el velo y sufrió un ataque al corazón en la comisaría. Las movilizaciones comenzaron por la muerte de la joven kurda de 22 años, pero han evolucionado. Ahora los manifestantes piden el fin de la República Islámica fundada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979.
La misión tendrá el cometido de «recoger y analizar evidencias» de violaciones de los derechos humanos en el marco de una violencia que ha causado ya más de 300 muertos y cerca de 15.000 detenidos. Hasta ahora seis de los acusados han sido condenados a muerte. El régimen de Teherán ha condenado y rechazado la resolución «impuesta por algunos países occidentales al Consejo de Derechos Humanos de la ONU» y ha defendido su actuación ante las movilizaciones que piden el fin de la República Islámica.