A la conclusión de la misa celebrada este domingo en Ulán Bator, y acompañado por el obispo emérito de Hong Kong, el cardenal John Hon Tong, y de su futuro cardenal, Stephen Chow, Francisco no dudó en enviar un saludo «al noble pueblo de China».
El pontífice ya había animado el sábado a Pekín, de forma velada, a respetar a las minorías religiosas.
«Quisiera aprovechar su presencia (del obispo emérito de Hong Kong y del obispo de Hong Kong) para enviar un caluroso saludo al noble pueblo chino», decía el papa. «Al pueblo, le deseo lo mejor, que siga adelante, que progrese siempre. A los católicos chinos, les pido que sean buenos cristianos y buenos ciudadanos».
El papa quiso también destacar el papel que las religiones pueden desempeñar en «la forja de la paz mundial», a través de un encuentro interreligioso con chamanes mongoles, monjes budistas y un sacerdote ortodoxo ruso con el que quedaba probada la tradición de tolerancia religiosa de Mongolia.