Ucrania se ha convertido en el tema de la discordia de la Cumbre Unión Europea – America Latina que este lunes se abre en Bruselas. La última cita de este tipo tuvo lugar hace ocho años, en 2015, y con un contexto geopolítico completamente distinto.
Ahora, como entonces, el objetivo es relanzar las relaciones tanto políticas como económicas. Más de sesenta líderes participan en el encuentro, aunque con ausencias notables como la del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, o el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
La guerra en Ucrania ha sido uno de los temas que más polémica ha levantado. La Unión Europea se ha mostrado unida en su condena a la invasión rusa y ha apoyado a Kiev tanto política como económicamente.
Pero el posicionamiento sobre la guerra no es el mismo a ambos lados del Atlántico. «Los países latinoamericanos han dudado bastante a la hora de condenar a Rusia por diversas razones. Una de ellas tiene que ver con un enfoque más pragmático. Los países latinoamericanos tienen sus propios lazos económicos con Rusia y no pueden simplemente cortar esos lazos por una guerra que, en su opinión, está ocurriendo en Europa», ha defendido Gustavo Müller, investigador del Leuven Centre for Global Governance Studies. Para Müller también es importante el pacificismo imperante en América Latina. «Al mismo tiempo, también tienen su propia razón que proviene de una tradición de ser países del Sur Global que han adoptado un enfoque bastante sólido de neutralidad», ha apuntado el investigador brasileño.
Esta divergencia de opiniones está complicando la redacción de una declaración conjunta, explican fuentes europeas. Además, se rumoreaba que la cumbre pudiera contar con la presencia del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, algo que finalmente no sucederá.