Se llama Arena, tiene 13 años y lleva cinco meses ingresada en el Hospital La Paz en Madrid. Necesita un trasplante de corazón por complicaciones de una cardiopatía de nacimiento, pero, para aguantar la espera, los médicos le implantaron un dispositivo de asistencia ventricular conectado a una máquina de 80 kilos y que le impedía abandonar el centro médico. Ahora, una novedosa consola cardíaca portátil le ha permitido sentir de nuevo el aire en su rostro. «Echaba de menos salir a la calle», ha celebrado la adolescente, la primera paciente española en disfrutar del avance. Se trata de un dispositivo diez veces más ligero que ha sido implantado en solo 85 pacientes en todo el mundo y que mejora considerablemente la calidad de vida de las personas con miocardiopatía restrictiva al permitirles mantenerse activos y llegar a la intervención quirúrgica en un mejor estado físico y anímico.
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