El ataúd con el cuerpo del duque de Edimburgo, consorte de la reina Isabel II de Inglaterra durante más de siete décadas, ha sido depositado este sábado en el panteón real de la capilla de San Jorge tras una ceremonia íntima y sin público, a la que solo han asistido 30 invitados debido a la pandemia de coronavirus. El funeral por el príncipe Felipe ha arrancado tras un minuto de silencio en todo el Reino Unido en memoria del consorte de Isabel II, fallecido el 9 de abril a los 99 años. Ha sido un acto sobrio, sin sermón ni discursos de los familiares o allegados -solo han hablado el deán de Windsor y el obispo de Canterbury- y con detalles cuidadosamente diseñados en vida por el propio Felipe de Edimburgo. Según está dispuesto, cuando muera la reina Isabel los restos mortales del príncipe Felipe se trasladarán a la capilla conmemorativa del rey Jorge VI para que el matrimonio esté enterrado en el mismo lugar.
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