Las obras se centraron en el sector norte de esta calle, tramo que conecta con San Andrés y Galera. La superficie en la que se actuó, de aproximadamente 700 metros cuadrados, abarca los diez caños situados en el recorrido central de la calle Torreiro, hasta ahora construidos a base de piezas de pizarra excepto en sus intersecciones entre caño y caño, donde se empleó granito del país. Es precisamente este último material el que se implantó en la totalidad de la calle, por su resistencia y utilidad frente al desgaste y ante el paso del tiempo. De este modo, el Gobierno de Inés Rey aumenta la seguridad peatonal en el entorno y renueva de manera íntegra una calle de elevado tránsito peatonal y de carga y descarga.