La conselleira de Infraestructuras y Movilidad, Ethel Vázquez, supervisó esta actuación que está prácticamente finalizada, restando solo la colocación de la escalera para acceder al lado de aguas arriba del puente, el chapado en piedra del muro de hormigón y la retirada de los restos de los soportes de canalizaciones y servicios, cuando el caudal del río lo permita. La ampliación del puente se llevó a cabo mediante la ejecución de una nueva loseta de hormigón armado, con voladizos en ambos laterales.
Así, se dispusieron 13 losetas prefabricadas de sección completa que miden más de 12 metros y con un peso que en caso alguno supera las 24 toneladas. Para esto, se empleó material de proximidad, ya que las losetas fueron fabricadas en Buño, y se apostó por materiales ‘km cero’, que generan empleo y riqueza en el entorno. Con la ampliación, señaló que se pasa de una plataforma de 8 metros a casi 12, lo que permite contar ahora con 2 carriles de 3 metros de ancho, arcenes, pretiles que apoyan en el tablero y aceras de 2,10 m. en ambos lados del puente.
Explicó que se diseñó la actuación elevada de manera intencionada, a modo de reductor de velocidad, a lo que también contribuye el trazado en curva del lado de Vimianzo, dado que este es un tramo urbano limitado a 30 km/hora. En este sentido, indicó que es una solución técnica más efectiva y funcional y menos ruidosa que los reductores transversales.
Subrayó también la puesta en valor alcanzada en el puente y en su entorno, escondiendo en el interior del tablero las líneas de servicio que antes discurrían por el exterior, una mejora estética palpable que contribuye a resaltar la singularidad y la propia estructura, así como la complejidad de las obras acometidas en el puente, que cuenta con protección integral, y avanzó que se está trabajando con Patrimonio en la posibilidad de dotarlo de iluminación.