La cita será el viernes, 7 de noviembre, a las 18:30 horas con la presencia del artista en la Galería Manolo Eirín de la calle Estrella 17 – 19 de Carballo.
Hay artistas que fabrican artificios y hay otros que, obstinadamente, dan cuerpo al tiempo.
Álvaro de la Vega (Lugo, 1954) pertenece a los segundos. En su caso, el cuerpo no es un tema sino una forma de conocimiento. Desde la madera tallada hasta el caucho reciclado —pasando por la fundición, la cerámica, el papel, la cal o incluso la manteca de cerdo—, ha hecho de cada material un espejo donde reconocernos en el desgaste.
El proyecto comisariado por Manolo Eirin y Manuel Tuset nos habla sobre la persistencia: la del cuerpo, la del gesto manual, la de la materia que se niega a perder su memoria. Reúne obras de todas las etapas de su larga trayectoria, desde los primeros bocetos y tallas en madera hasta sus esculturas más recientes realizadas con caucho reciclado. En ellas, lo humano persiste incluso en los materiales más ásperos o industriales. La madera aún recuerda el árbol, el caucho recuerda la velocidad de la carretera y el cuerpo… el cuerpo recuerda todo.
De la Vega nos invita a pensar con las manos. Su escultura es una conversación real con la materia, de cuerpo a cuerpo, donde el pensamiento se manifiesta a través de la piel de las cosas. Las piezas se rozan, pesan, respiran: son presencia frente a la virtualidad invisible del mundo contemporáneo.
Entre las obras expuestas destacan los dibujos monumentales realizados con grafito y manteca de cerdo, los mosaicos de papel que evocan la arquitectura de la capilla de San Caralampio (Illa da Toxa), las esculturas encaladas que recuerdan el gesto de curar la corteza de los árboles, y sus nuevas piezas en caucho reciclado de neumáticos, donde lo humano y lo mecánico se abrazan como supervivientes de una catástrofe compartida.
Desde su taller en Corcubión y su estudio en Rianxo, el artista mantiene una relación tectónica y artesanal con la materia, con ese sentido de lo vivo que Vicente Risco definía como «a alma da terra metida dentro das cousas».