Mascarillas obligatorias, ayudas necesarias

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El uso obligatorio de las mascarillas tanto en espacios cerrados como al aire libre, con independencia del respeto de la distancia mínima de seguridad, se ha hecho extensiva a la práctica totalidad de las comunidades autónomas que conforman el territorio nacional. 16 de las 17, junto con las 2 ciudades autónomas existentes en España han generalizado el uso protector de la mascarilla. Tan solo Canarias permanece, de momento, fuera de dicha obligatoriedad. A pesar de ello, el Consejero de Presidencia del ejecutivo regional, Julio Pérez ha avanzado que se prevé hacer los cambios “necesarios y útiles” en las normas que regulan la convivencia ante la pandemia del covid19. Además de destacar que ya existe su obligatoriedad cuando no se cumple la distancia de seguridad.

El incumplimiento de estas normas acarrea una sanción pecuniaria que puede ir desde los 100 hasta los 600 euros, según sea el caso y el lugar.

En el caso de Galicia, la normativa publicada establece las excepciones en personas con problemas respiratorios, durante el acto del consumo en los establecimientos de hostelería, además de al realizar deporte individual al aire libre y también para tomar el sol en la playa. No así para dar el clásico paseo playero, para el cuál si necesitas llevar mascarilla. Normas y más normas, que bailan entre lo razonable, lógico y también entre lo poco factible y surrealista.

Pese a todo, y ante la obligatoriedad que presupone la generalización de dicho uso en aras de la salud general, tenemos la obligación de realizar un estudio económico del gasto medio que se deriva de dicha obligatoriedad.

Para ello, primeramente, debemos tener en cuenta la existencia de diferentes tipos de mascarillas: higiénicas, quirúrgicas y de alta eficacia. También tenemos una cuarta categoría que serían las caseras, hechas con sábanas o telas que sirven para no contagiar pero que carecen de eficacia para protegernos ante un posible contagio.

Las higiénicas reguladas por la Especificación UNE 0064, pueden lavarse y desinfectarse en la lavadora a alta temperatura o en lejía diluida en agua con una proporción de 1 a 50.

En cuanto a las mascarillas con autofiltrantes de alta eficacia podemos distinguir, según el grado de filtración, la FFP1 con un 78%, la FPP2 con un 92% y la FPP3 con el máximo establecido en un 98%. De un solo uso y con un máximo recomendado de 8 horas. Estas pueden suponer un gasto aproximado de 3 euros y medio en farmacia, en las llamadas farmacias solidarias, para las FPP2. Aunque también existe la posibilidad de conseguir la KN95 que sería el modelo similar a laFPP2 por 1,99 euros aproximadamente comprando on line y en packs de al menos 5 unidades. La duración en esta mascarilla sería de entre 4 y 6 horas siempre y cuando no esté mojada o sucia.

En lo que se refiere a las quirúrgicas, las más económicas, conllevan un gasto de 0,96 euros en farmacia, precio máximo marcado por el gobierno, aunque también es posible adquirirlas en los supermercados por 0,60 euros la unidad, al adquirir cantidades de 50 o más unidades. La vida media de las quirúrgicas es de 4 horas, siempre que se realice un uso correcto con las medidas de higiene básicas durante el uso y manipulación de las mismas. Son las más extendidas, pero también las más deficitarias en seguridad. Su uso generalizado se debe al menor coste económico en comparación con las autofiltrantes de alta eficacia.

Por tanto, aquí surge la problemática de la carga monetaria para las familias. Utilizando como ejemplo la mascarilla quirúrgica (la más barata) y una familia tipo de 4 miembros, los cuales necesitarían una media de 2 mascarillas diarias por individuo y día, siempre y cuando se pretenda utilizar y respetar al máximo los standars de seguridad y eficacia, nos daría una cantidad aproximada de 240 mascarillas al mes (2 diarias x 4 miembros= 8 y 8 x 30 días del mes= 240). Teniendo en cuenta que las hemos adquirido al mejor precio posible del mercado, 0,60 unidad, estaríamos ante un gasto medio de 144 euros por familia al mes. Si esta familia tipo, tuviera a su cargo una persona dependiente y otro vástago más, la cantidad mensual pasaría a ser 216 euros. Algo totalmente inasumible, además de injusto, insolidario y ajeno a toda lógica económica para con los más débiles. Por si esto fuera poco, también deberíamos considerar que el acceso a las mascarillas de alta protección sería inalcanzable para estas familias y personas de pocos o medios recursos, pues triplicaría esta estimación de gasto, condenándolas al uso de las de “dudosa eficacia” ergo quirúrgicas por el simple y anti-democrático diferenciador criterio económico.

Estamos en un contexto de emergencia nacional, la situación económica es dramática y conforme vaya avanzando el verano, se hará todavía más visible. Las familias y personas de escasos recursos, deben además de resistir como pueden los embates económicos demoledores, afrontar el gasto obligatorio del uso de la mascarilla. Es hora de que los políticos actúen y pongan freno a la sangría del bolsillo del español medio. La rebaja del iva hasta llegar a su eliminación completa, así como la ayuda definitiva vía suministro directo a aquellas familias, grupos, colectivos o personas en riesgo, rentas bajas, demandantes de empleo, etc se antoja fundamental. Algunas voces dentro de la política se empiezan a oír a este respecto, pero no es suficiente, debe ser un clamor unánime. La clase dirigente debe poner los pies en el suelo y darse cuenta, de una vez por todas, de los quebrantos y desajustes que en las mermadísimas economías de las familias suponen estas “obligaciones”. Y si estas se entienden en aras del bien común y la salud y protección de todos, también deben venir acompañadas de partidas presupuestarias con el objeto de menguar la merma económica de los de siempre, de la gente del pueblo.

ALEJANDRO LUIS OTERO JAMARDO

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