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Decenas de miles de personas marcharon por Belgrado para protestar contra los tiroteos masivos de la semana pasada que dejaron 17 muertos, entre ellos muchos niños. Los manifestantes bloquearon un puente clave y una autopista que atraviesa la capital serbia, y pidieron la dimisión de varios altos cargos, entre ellos el ministro del Interior y el jefe de la agencia de inteligencia serbia. Los partidos de la oposición acusaron al Gobierno populista de Vucic de haber alimentado la intolerancia y la incitación al odio.