Decía Moncho Fernández, entrenador del Monbus Obradoiro, único equipo gallego en la ACB, que el baloncesto es la cosa más importante de las cosas menos importantes. Esta sencilla premisa, extrapolable al fútbol, ciclismo, balónmano o cualquier otra actividad deportiva, capaz de desatar legitimas pasiones, resume de manera excepcional como nos debemos manejar a la hora de establecer prioridades.
Dejando a un lado las justas reivindicaciones de unos u otros equipos que la defensa de sus intereses lleva implícita, no podemos perder la perspectiva correcta: la salud, que es la cosa más importante de las cosas realmente importantes. Por ella pasa todo y en base a ella se construye todo. Si no la tenemos, lo demás empieza a perder sentido y todas nuestras acciones van encaminadas a preservarla o recuperarla.
El doctor Vázquez Mourín, encargado de dirigir el laboratorio del hospital Quirón de la ciudad herculina se mostraba indignado ante la forma en la que el equipo del Fuenlabrada afrontaba el partido de fútbol ante el Deportivo. Este encuentro, al ser el último del campeonato y haber cosas importantes en juego, debía disputarse el mismo día y a la misma hora que los demás enfrentamientos entre los equipos implicados en descensos, promociones o lucha por ganar el título de Segunda división. Esto es norma general de la liga para garantizar la máxima equidad en la competición. Debido a esto, el Fuenlabrada “forzó la máquina”. Antes de iniciar el viaje a A Coruña se conocía la existencia de cuatro positivos, un jugador y tres empleados. Al llegar a la ciudad gallega llegó la confirmación de nuevos positivos, acumulando un total de ocho.
Teniendo en cuenta que con la existencia de cuatro ya se puede considerar brote (definición científica), en ese preciso instante, se debió informar. Primero a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, y luego a la liga, para después cancelar el viaje. Por si esto fuera poco, era más que probable que el número aumentase, todo apuntaba en esa dirección con el consiguiente aumento del riesgo. Y así fue.
Estamos ante una enfermedad (Covid 19) de declaración obligatoria, la cual debe comunicarse a la mayor celeridad para poner en marcha los protocolos pertinentes, en aras de proteger a la población, y a los propios contagiados. Esto es, a todas luces, lo más importante, y ante esto, cualquier competición, partido o espectáculo pasa a un segundo plano.
El Fuenlabrada cometió una imprudencia grave al viajar, saltándose todos los protocolos del Ministerio de Sanidad, cuya norma debe prevalecer por encima de otras (clubs, competición) y poniendo en riesgo no solo a la ciudad de A Coruña y sus habitantes, sino también a toda la provincia y comunidad autónoma por extensión.
Conviene destacar que la imagen que se crea ante esta situación es la de que los futbolistas y los equipos están por encima del bien y del mal, cuando éstos deben ser ejemplo para la sociedad y tener un comportamiento ejemplar. Si bien la responsabilidad en esta actuación es de quien los obliga a viajar y de quien, a sabiendas del riesgo, consiente.
Sin duda habrá que llegar al fondo del asunto y depurar responsabilidades. Si el Fuenlabrada ocultó la información de los positivos, es responsable. Si la Liga lo sabía y no lo comunicó estaría presuntamente incurriendo en un delito contra la salud pública. Sea quien sea el responsable o responsables deben conocerse y éstos asumir las consecuencias. Situaciones como ésta no pueden bajo ningún concepto volver a repetirse y la salud de la ciudadanía debe primar siempre.
Permaneceremos atentos a los próximos acontecimientos, nos jugamos la salud de todos. Los intereses económicos de clubs, televisiones, liga, etc, nunca pueden provocar estos riesgos para la población sea en el lugar que sea. Errores de este calibre además de poder causar pérdidas humanas, también acarrean situaciones desagradables de posibles confinamientos, cierres o vuelta atrás en una situación que por irresponsabilidad de unos pagamos todos.
ALEJANDRO LUIS OTERO JAMARDO