Concierto Troyano en el Paraninfo de la U.S.C

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El próximo viernes, 4 de octubre, aprovechando  la inauguración del curso académico universitario 2019-2020, tendrá lugar un concierto a cargo del grupo de cuerda pulsada, Troyanos de Compostela. Se celebrará en el Paraninfo de la Universidad, sito en la Facultad de Geografía e Historia, Praza da Universidade, nº 1, en Santiago de Compostela.

Este grupo pertenece a la AATC, Asociación de antiguos tunos compostelanos, vinculados al Museo Casa de la Troya y tienen como objetivo divulgar y promover las músicas que tocaban y se hacían para la Tuna Compostelana en el tiempo de la sempiterna novela escrita por Don Alejandro Pérez Lugín. Finales del siglo XIX, principios del XX. Así como divulgar, preservar y estudiar dicho patrimonio inmaterial.

De sobra es conocido el fuerte arraigo existente en Compostela, entre la Universidad y las diferentes  tunas que han existido en la ciudad. A día de hoy, la AATC es el lugar donde tienen cabida todos aquellos antiguos tunos que lo han sido en nuestra eterna urbe apostólica, muchos de los cuales se han organizado alrededor de dicho grupo.

El hilo conductor del concierto será el reciente disco Viva Galicia, que ha visto la luz el año pasado con  gran éxito de crítica y público, tanto en los diferentes escenarios donde se ha llevado a cabo su puesta en escena, como en la divulgación de su cd. Se hará un repaso a la música que  interpretaban y escuchaban aquellos estudiantes que vivían en la pensión de la rúa da Troya y otras  de corte similar, presentes y de futuro reciente de aquel tiempo.  Desde las archiconocidas Tuna Compostelana o Fonseca, pasando por muiñeiras tradicionales de nuestra tierra gallega, Manoliño y Pontesampaio, así como populares cantos de taberna, Que lle den bertorella, algunos temas exclusivamente  instrumentales, por  ejemplo, el tema que da nombre al disco y alguna sorpresa, relacionada con los “a propósito” característicos del tiempo al que nos referimos. No podemos  olvidarnos de la excelsa canción, Lela, en clara alusión a la figura del insigne y antiguo tuno también, Alfonso Daniel Rodríguez  Castelao o el guiño a nuestros hermanos lusitanos con la canción Coimbra, estudiantina que nació al albur del viaje de la Tuna Compostelana de 1888 y que hizo posible la formación de las tunas en el país vecino como consecuencia directa de dicho viaje. Y así, hasta completar la  casi totalidad del disco.

Con recuerdo y afecto al otrora director musical, Fernando Reyes, quien contribuyó no solo a la realización del proyecto troyano ergo disco sino también a la evolución musical del grupo durante los 6 años transcurridos desde su nacimiento (4 desde su debut oficial), saldrá a la “arena” del Paraninfo el grupo presidido por Benigno Amor. Contaremos con las palpitantes  guitarras de José Manuel Maseda, Juán Carlos Díaz, Carlos Beceiro, Manuel Amenedo,  Juán García, Norberto Proupín, Manolo Fraga y el propio presidente. Las dulces mandolinas de Fausto Santamarina, José Antonio González y Vicente Manso (también gaita) junto con las finas bandurrias de Charli García y Jaime Lorenzo, además de la bandola portuguesa de Eugenio García. Los elegantes laúdes de Alejandro Otero y Miguél Fernández, a los que se añade el acordeón de Carlos Cuntín. Las dinámicas de la percusión contarán con los ritmos de  Fran Bouza, Joaquín Peñalver (bandera), Jorge Campos (también solista), Lino Souto, Carlos Pardo y Antón Álvarez. Además de las magníficas voces de los solistas Luis Ríos y Pedro Alcalde, para concluir con la templanza de Fernando Blas y su gaita.

En la puesta en escena destaca la sobriedad de sus capas españolas, negras, sin cintas. Elegante monocromía solo rota por la cruz roja de Santiago en el lado derecho de la capa y el forro interior color granate (el color de Fonseca) de las mismas, cuyo efecto, al mismo tiempo, intensifica y mejora su prestancia. El acompasado vaivén de las olas, con el vuelo de sus capas en consonancia con su beca, también granate Fonseca, portadora de una cruz de Santiago dorada, en su pecho sobre el corazón (símbolo del paso a la edad de oro y su, quizás, pausa), se convierte en un espectáculo mágico, que al escuchar sus instrumentos sonar al unísono, y sus voces en cuidada armonía, hacen buenos los versos de Rosalía, que así nos narran…” santos i apóstoles, ¡vedeos! Parece que os labios moven, que falan quedo os uns cos outros…¿Estarán vivos, ¿serán de pedra, aqués sembrantes tan verdadeiros, aquelas túnicas maravillosas, aqueles ollos de vida cheos?”

Aguardamos con impaciencia este concierto que da voz a un museo, que estaba mudo y ya suena, ya habla, ya canta, su propia historia. Que adormecía aletargado en espera de que algunos, con espíritu rondador, le dieran vida. Máximos representantes de una tradición tan compostelana como eterna, tan universitaria como mágica, en definitiva, tan hermosa y tan nuestra.

Y que todos concluyan entonando Gaudeamus Igitur…

ALEJANDRO LUIS OTERO JAMARDO