Stina Blackstenius fue la encargada de quitarle la corona de Europa al FC Barcelona y devolverle la gloria perdida a un Arsenal que recordó como se levantaba una Women’s Champions League 18 años después. Las de Pere Romeu terminaron completamente desoladas, después de no haber podido completar la promesa a su compañera Kika Nazareth y haber jugado un fútbol completamente irreconocible. Las de Pere Romeu empezaron con mal pie, con Alexia Putellas entrando poco en contacto con el balón, con Caroline Graham Hansen teniendo que esperar más de media hora para empezar a poner centros y con una Ewa Pajor a la que siempre le aparecían dos piernas para taponar sus disparos. Sólo el dominio de Aitana Bonmatí desde la frontal dio algo de lucidez a un Barça apagado. Fallaron las que nunca fallan, como Irene Paredes, que no se entendió con Catal Coll en uno de los infinitos centros laterales que pusieron las inglesas y se marcó un gol en propia puerta. Su cara, completamente tapada por la decepción, cambió cuando la árbitra determinó que Chloe Kelly había recibido en fuera de juego y el tanto fue anulado. Las llegadas, a cuentagotas de las azulgrana, fueron siempre en solitario, con una Rölfo que tuvo que aguantar ante la inexistencia de compañeras a las que poner un buen pase para rematar de cara y que, dos minutos más tarde, replicó Pajor. Las blaugrana sólo fueron capaces de disparar una vez a puerta en 45 minutos y con menos peligro del que llevaba el trallazo de Maanor, que obligó a una estirada monumental de Cata Coll.
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