En una fiesta declarada de Interés Turístico internacional y que puede reunir en las playas a miles de personas sería imposible mantener el distanciamiento social que garantiza la prevención del virus, por lo que habrá que esperar al año que viene para festejar el San Xoán en el Orzán y Riazor. La noche de 23 de junio se prohibirá el acceso a las playas por lo que el fuego de las cacharelas no arderá a la orilla del mar como cada año. Desde el Ayuntamiento afirman que fue una decisión dificil, pero que lo prioritario es la salud. No es una cuestión fácil. Para mí es una decisión terriblemente dolorosa porque el San Xoán es la fiesta grande de la ciudad. Pero no podemos permitir que se junte 100.000 o 120.000 personas en los arenales”, explica la alcaldesa de la ciudad, Inés Rey.
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